La vida como es…
De Octavio Raziel
La letra perdida
Frente a esa playa, aparentemente siempre igual y siempre distinta, según el capricho de las mareas, la veía todas las tardes. Era una mujer con la miraba en lontananza. En su espalda tenía tatuadas con letras góticas S, O. E, seguidas de un espacio. Jugueteé a los algoritmos para descubrir su nombre, adivinar la adivinanza. Qué distracción la mía, ¡Estaba norteada! Había perdido la N. Buscaba allá, donde la Luna rielaba el mar, su Norte extraviado.
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